Coleccion #67

PROSA A NUESTROS CORAZONES Toma la mano que te extiendo ahora, debajo del vaho de las hiedras que se estiran para alcanzarte. Te puedes escapar del paraíso y hasta del infierno, pero no de mi corazón. En el vagabundear de mis huesos, te escolté en Palermo, donde la mafia no alcanza mis truhanes sentimientos, bandidos de espoleta y con vulgaridades que son afines para soportar al mundo por ti. Tú estás ahí, en mi corazón. Maté más de cien piratas pinchadiscos que acaban con el comercio musical, y por la entrega de tus entrañas, probé el veneno de la serpiente del edén, y volví a conquistar mi nobleza en tus pechos ermitaños. Hoy véngate de tu pasado, y clava tu estaca delicada en mi alma, suministrándome el vampisol con tus labios emigrantes, en donde la cueva de mis deseos se convierta en los tuyos también. Deposita tu cuerpo en mi laguna de saliva, de instantáneos movimientos telúricos, en la luna de mis ojos que se llena con los tuyos. No regreses a Madagascar en busca de otra aventura, alójate en mi choza pulida de romance y así escribiremos una novela mejor que la de cualquier hombre y mujer de esta galaxia, donde ahora habitas en mi corazón.